miércoles, 20 de junio de 2018

Mensaje especial

El otro día, en clase de filosofía, hablábamos de cómo el humano es el único ser vivo que se pregunta "¿Qué hace que las cosas sean? ¿Qué hace que el mundo exista tal como es?" Y que sería más fácil si no hubiera nada. También que olvidamos la muerte y por eso no vivimos auténticamente. Al negar la muerte nos conformamos con cosas que podemos ver y tocar, objetos (entes). Vivimos pensando en los entes y nos olvidamos de pensar en el "Ser", lo que hace que las cosas sean, lo cual no tiene una definición ni puede verse. Sólo en la angustia nos damos cuenta que los entes no nos llenan, y al negarlos, queda la nada, lugar donde se puede presentar el "Ser". La verdad hace que se quiten los velos y se presente el "Ser". Antes al Ser se le daba el nombre de Dios (pero ahora se niega en general su existencia y según esta filosofía el Ser no puede describirse). Venía pensando todo esto mientras volvía de la clase y cuando llegué encontré esto en la puerta del departamento:


Realmente creo que Dios me estaba afirmando su existencia en esta carta, en un momento que yo tenía muchas dudas y que necesitaba algo como esto. 
Conocemos nuestra identidad cuando conocemos a Dios. De lo contrario, nos sentimos perdidos, viviendo vidas sin sentido o con el único objetivo de tener éxito en el trabajo, sin pensar en el más allá y en lo que realmente importa. Con Él entendemos por qué existe este mundo aunque hubiese sido más fácil que no hubiera existido nada. Con él entendemos el sentido de la vida, y que la muerte no es el fin, sino la puerta a una vida eterna que alcanzamos gracias a su infinito amor. Con él entendemos que tenemos que vivir conscientes de su existencia, de la gran creación que ha producido, y ser agradecidos por semejante regalo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario